A los 91 años, Vilma Rivero se despidió de la vida, pero le dio la bienvenida a un poderoso legado de trabajo social, luchas por la igualdad y búsqueda de justicia.
La dirigente social fue parte de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, dedicó su vida a buscar a su hija Luisa Ibáñez, secuestrada en 1977 por la dictadura militar. Y ese dolor, fue mutando en amor, por lo que su trayectoria estuvo marcada por el trabajo en favor de los más humildes y en estar siempre junto a las familias más vulnerables.
Antes de retirarse en 2018 de la intensa actividad social y comunitaria que mantenía, sus últimos años los dedicó a gestionar con creces el comedor de la organización Club de Madres de La Costanera, en Banda del Río Salí.
El 22 de septiembre de aquel año, su comunidad le organizó un agasajo de despedida de su ardua tarea al frente de la institución. En aquella oportunidad, la acompañaron el ministro de Desarrollo Social, Gabriel Yedlin y el secretario de Articulación Territorial y Desarrollo Local, Francisco Navarro.
Entonces, Yedlin había dicho que “a través de Vilma reconocemos a la gente que trabaja socialmente, y que, como Vilma, deja la vida en sus acciones”.
Madre de cientos de niños de La Costanera
Navarro describió que “Vilma fue una militante territorial del proyecto de Evita y de Perón, madre de su desaparecida hija pero a su vez madre de ciento de niñas y niños de su Costanera del lado de la Banda del Río Salí”.
Subrayó que “ha sido un enorme placer compartir momentos con Vilma, que nos brindó la posibilidad de ayudar a sus niños y nos enriqueció con sus charlas, militancia y compromiso de muchos años”.
Finalmente, un Navarro emocionado, metaforizó que “seguramente fue acogida en los brazos de Eva y de Perón, fue una pérdida enorme, que nos causa un profundo dolor.