El 2020 fue quizás uno de los años más catastróficos de los últimos tiempos. La pandemia se llevó gran cantidad de vidas y no perdonó a ninguna economía del mundo, ni siquiera a las de las grandes potencias. La crisis sanitaria desnudó las falencias de todos los países. Hasta aquellos que parecía no tenerlas se vieron frágiles y vulnerables ante tamaña problemática.
En ese marco, la Argentina golpeada de la gestión 2015 – 2019, no fue la excepción. Al poco tiempo de asumir, el presidente Alberto Fernández se topó con la crisis sanitaria y, lejos de poder plasmar las políticas públicas prometidas en campaña para intentar comenzar a reparar el daño que dejaron los cuatro años de Gobierno de Cambiemos, tuvo que salir al auxilio de millones de argentinos, de distintas escalas sociales, perjudicados por las necesarias restricciones.
La inevitable emisión monetaria para transferir recursos a los sectores más vulnerables que cayeron varios escalones, generó una inflación que se plasma, hasta hoy, en los precios de todos los productos, desde los más hasta los menos esenciales. No obstante, esta decisión económica logró que la pobreza y la indigencia no aumentarán más de lo que subieron producto de una pandemia que obligó a mucha gente a dejar de trabajar.
Sin ir más lejos, la gestión macrista cerró su período de Gobierno con 35.5% de pobreza (alcanza para la canasta básica de alimentos, pero no para cubrir servicios esenciales) y 8% de indigencia (familias que ni siquiera alcanzan la canasta básica), cifras siderales si se considera en que situación recibieron el país en 2015.
En diálogo con América Tucumán, el ministro de Desarrollo Social, Gabriel Yedlin, se refirió a la actividad socioeconómica y no esquivó a los números críticos actuales.
“En este año de pandemia que la economía global cayó. Eso alcanzó a la Argentina y a Tucumán, llevando aumento de pobreza e indigencia. Terminamos el 2019 con 40.9% de pobres y 10.5% de indigentes”, admitió.
No obstante, defendió las decisiones políticas de Alberto Fernández durante el 2020 y agregó que “hay que tener en cuenta que, de no haber habido transferencia de recursos a los grupos más vulnerables como proyecto de protección social desde el Gobierno nacional (aumento de las AUH, IFE, Tarjeta Alimentar, entre otras), hubiésemos tenido 10 puntos más de indigencia”.
Dicho esto, las políticas de protección social con transferencia de recursos tomadas en la pandemia lograron un piso de protección social que, de no haberlo alcanzado, la situación hubiera sido más compleja, porque al no trabajar, la gente que no recibió ayuda social, habría caído más en la escala social. “El año pasado terminamos en paz social por esa estrategia”, aseguró el Ministro.
En tanto, en 2021 quieren dar vuelta la página rápidamente. La llegada de las vacunas generó mucha expectativa y fue percibida como el comienzo del final de la pandemia. Eso, sumado a la gran cantidad de acuerdos firmados por el gobernador Juan Manzur con la Nación para traer obras públicas a la provincia, hizo que la situación empiece a verse con ojos de más esperanza.
“Uno empieza a ver movimiento en los barrios a través de las changas y los trabajos informales. Volvió a crecer la construcción. Mediante la obra pública habrá enorme reactivación del trabajo en Tucumán, así que estamos convencidos que este año será mejor desde lo económico y eso es fundamental para que sea también desde lo social”, concluyó el funcionario.