Por iniciativa de la Organización Internacional del Trabajo, se instituyó el 12 de junio como el Día mundial contra el trabajo infantil.
Al respecto, la secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia, Lorena Málaga, señaló que el trabajo infantil “es cualquier tipo de trabajo que dañe la salud, disminuya el acceso a la educación, afecte el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, disminuyan su calidad de vida”.
La funcionaria amplió que “es cualquier trabajo que los prive de vivir plenamente su infancia, su niñez y de que esa vida, esa infancia, sea digna”.
“El trabajo infantil es grave porque los niños no están preparados ni física ni mentalmente para hacerse cargo de un trabajo que es propio de los adultos”.; detalló y sentenció que “es claramente una violación a los derechos del niño”.
Málaga, cuya área forma parte del Ministerio de Desarrollo Social que conduce Gabriel Yedlin, agregó que el trabajo infantil “priva a los niños de tiempo para educarse, recrearse y jugar y los expone porque no están con la suficiente madurez física ni mental. Los expone a accidentes y lesiones y a situaciones graves como la mendicidad, la explotación sexual y hasta a veces se los utiliza para el tráfico de drogas, en la trata, los conflictos armados y hasta se los reduce a situaciones de servidumbre”.
Asimismo, agregó que “el organismo que ejecuta las leyes que protegen a los niños del trabajo infantil es la Secretaría de Trabajo con la cual nosotros trabajamos conjuntamente”.
En esa línea, explicó que “cuando detectamos una situación, avisamos a la Secretaría de Trabajo e intervenimos con nuestros equipos, para que la situación de trabajo infantil cese en la familia y que entienda que el niño no puede trabajar, además controlamos que no estén vulnerados otros derechos”.
Málaga advirtió que una de las principales causas del trabajo infantil es la pobreza. “Hay que promover el trabajo en los adultos, que sea digno, justo y estable y con remuneración justa. De de esa manera, la familia también irá cambiando sus modelos de crianza por otros que sean más saludables y protectores, para que los niños salgan de esa situación”.
“En Argentina la edad mínima de admisión en el empleo es de 16 años y hay leyes que protegen el trabajo de esos chicos”, concluyó.